1. COMPROMÉTETE
Es fácil saltar la línea entre esperar a estar en forma y hacer algo al respecto. Compromiso y una rutina apropiada son fundamentales para construir un campo sólido de entrenamiento. Se realista y honesta contigo misma, pregúntate: ¿estoy haciendo lo mejor al entrenar? ¿cuál es mi meta principal? Refirma tu compromiso y ve a una nueva clase, ¡atrévete a probar cosas nuevas!
2. PLANEA, PLANEA, PLANEA
Sin plan, no hay victoria. Ir al gimnasio sin una idea clara de lo que estás haciendo, puede convertirse fácilmente en una pérdida de tiempo, así que en vez de andar vagando sin rumbo, planea tu entrenamiento cada semana y establece metas claras.
3. ANTE TODO, NO LO DEJES
Mientras tu compromiso y plan pueden alinearse, la vida tiene una tendencia a interponerse entre ellos e interferir un poco en tu rutina. No te estreses, aún sí, siempre puedes encontrar un tiempo para entrenar. Cualquier actividad, por mínima que sea, cuenta más que no hacer nada, por ello, mantente activa y dispuesta, prioriza, revisa tu agenda y encuentra el mejor momento para entrenar. Recuerda, no hay un momento correcto para entrenar.
4. PIDE AYUDA
Es muy fácil querer maximizar tus esfuerzos en cuanto a medidas o aspecto desde el primer momento, pero no te atormentes comparándote con la persona más aplicada del gimnasio. En todo caso, consigue una rutina de entrenamiento adecuada, pide ayuda al entrenador, o incluso invierte en unas sesiones de entrenamiento. Los entrenadores suelen aumentar tu rendimiento y rutina, y serás capaz de diferenciar lo que se debe o no hacer desde el principio.
5. OPTIMIZA LOS EJERCICIOS
¡Duplica el efecto con ejercicios compuestos! En vez de trabajar los músculos por separado con ejercicios como, por ejemplo, el curl de bíceps, maximiza tu tiempo y esfuerzo haciendo un entrenamiento que trabaje varios músculos al mismo tiempo. ¿Los beneficios? Trabajas de una forma más fácil todo el cuerpo y tus músculos trabajan juntos tal y como lo hacen todo el tiempo en la vida diaria. Solo asegúrate de no hacer varias tareas al mismo tiempo y mantente alejado del celular mientras entrenas.
6. COMBINA TU ENTRENAMIENTO
Es una gran satisfacción cuando finalmente dominas los ejercicios con pesas o una rutina de baile, pero es mucho más desafiante para ti si alternas las rutinas. Eventualmente, tu cuerpo se ajusta a un nivel de presión y no conseguirás un entrenamiento efectivo. Para cardio, intenta con otro aparato en vez de utilizar la caminadora siempre, y cambia tu rutina de pesas después de unas semanas. Además, prueba una o dos clases de alta intensidad, son perfectas para poner a trabajar tu metabolismo un poco más.
7. DESCANSA
Estamos a favor de hacer ejercicio regularmente y tener buenos hábitos, pero abusar de estas prácticas puede ser más perjudicial que beneficioso. Entrenar de más puede hacer que tu cuerpo y sistema inmunológico colapsen, y esto solo retrasará los resultados que esperas. Sé moderado y recuerda que los grandes avances provienen del entrenamiento y recuperación. Ejercicios de estiramiento, natación o yoga son prácticas que ayudan a tu cuerpo a recuperarse y lo mejor, ¡nunca subestimes el poder de dormir!
8. ESCUCHA A TU CUERPO
Por último, pero no menos importante, no seas tan duro contigo mismo. Todos tenemos días malos, estresantes o desmotivadores y buscar la perfección puede convertirse en un camino sin salida. Recuerda tomarte tu tiempo, sudar, respirar y faltar al gimnasio si sientes que lo necesitas. Al final del día, la salud se trata de bienestar social y emocional que va más allá de lo físico, ¿no crees?